El agua de lastre utilizada para mantener la estabilidad y la integridad estructural en los buques puede contener miles de microbios acuáticos, algas y animales, que se transportan por todos los océanos del mundo y se descargan en otros ecosistemas, que no son sus ecosistemas nativos. La expansión del comercio y el volumen del tráfico han aumentado las posibilidades de que se descarguen especies invasivas y de introducir nuevas especies con consecuencias devastadoras para el ecosistema local.