Para afrontar los cambios que plantea el comercio mundial, con las innovaciones incesantes de los sistemas tecnológicos, es necesario aunar esfuerzos entre todas las partes implicadas para lograr puertos de gran calidad. Cada vez mas se están reforzando las políticas medioambientales, promoviendo el uso del GNL (bonificaciones del 50% en la tasa portuaria a aquellos buques que lo utilicen) y de sus puntos de suministro o mediante otras estratégias como en la conectividad terrestre y ferroviaria, mejorando las infraestructuras. No obstante, el concepto de puerto verde es necesario, pero el de puerto inteligente también.
El término smart port tiene como base la información tecnológica, y la digitalización de la logística, las nuevas tecnologías descubren formas de comunicación así como modelos de negocio con el objetivo es mejorar la eficiencia e incrementar la eficacia y hacer predictiva la cadena de suministro. El big data es un concepto muy usado en la digitalización para definir la recolección y computación de datos de manera masiva. Es muy útil ya que, con la digitalización el sector del transporte es capaz de crear una oportunidad económica, medioambiental y socialmente eficiente, segura y sostenible. Los puertos inteligentes reducen los costes del transporte, por lo que sus conexiones son mucho más atrayentes, ofreciendo una ventaja competitiva. España y sus puertos pueden seguir desempeñando un papel preponderante en el contexto del transporte mundial en el futuro, pero dependerá de cómo afrontemos y nos adaptemos a los cambios que impondrá la revolución industrial 4.0, basada en el cambio de modelo energético, con la completa electrificación de los modos de transporte a partir de energías alternativas y la total digitalización de los procesos.
Nuestros puertos deben ser digitales, inteligentes y verdes, reflejo de la llamada revolución industrial 4.0, que se basa en las nuevas tecnologías de la información, de los sistemas de energía y de los modos de transporte. En el sector marítimo-portuario, tres serán los grandes campos: el buque, la relación buque-puerto y la intermodalidad. En el primero, con la implantación de sistemas automáticos de identificación y posicionamiento de buques, con transformaciones aún mayores como la generalización de buques capaces de producir su propia energía o el surgimiento de los buques autoguiados- sin tripulación o con una tripulación mínima. En el entramado portuario, la gran transformación vendrá de la mano de la automatización. En cuanto a la integración de las cadenas intermodales, además de la trazabilidad total, se producirá una profunda revolución, al compartirse recursos en la cadena sobre la base de una información muy sensorizada.
En definitiva, los nuevos sistemas inteligentes traerán consigo una revolución en los conceptos de eficiencia y eficacia, hasta el punto de que no se necesitará aprovisionar nuevas infraestructuras como hasta ahora, sino aprovechar mejor las existentes con pluses de capacidad gracias a la gestión inteligente de espacios. España debe sumarse cuanto antes a la cuarta revolución industrial adoptando tecnologías como la nube, el big data o la sensorización.
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