Como muchos de los conflictos internacionales se desarrollan lejos de nuestro estado y no nos salpican directamente, parece que no entrañan la gravedad que revisten. Sin embargo, los enfrentamientos bélicos están destruyendo por completo estados y poblaciones, la situación internacional es insostenible y desde nuestro campo de maniobra nos limitamos a ser espectadores de paso que han normalizado una odisea insufrible para otros. En esta ocasión, me tomo la libertad de invitaros a reflexionar sobre la crisis internacional, cada uno por el motivo que elija, bien sea por conciencia humanitaria, o de otro modo (un tanto egoísta y natural a la vez), porque aunque no lo parezca a todos nos afecta de alguna manera.
Pues bien, la supervivencia diaria en los países afectados por la guerra es una rutina, las trabas a la vida de la población civil está asegurada y debemos ser conscientes mas que nunca de la fragilidad que están atravesando estos territorios, empezando por advertir la dificultad que supone la llegada de alimento a estos territorios. En concreto, la ONU ha alarmado sobre la peligrosa situación que atraviesa Yemen como consecuencia del cierre de puertos marítimos, aéreos y terrestres, se trata de un enorme problema de acceso. La crisis que está sufriendo es grave, ya que la falta de recursos propios es sinónimo de dependencia (entre un 80 o 90 por ciento) y por tanto, de necesidad de importación, incluso para los productos mas básicos, de ello depende la supervivencia de alrededor de 7 millones de habitantes.
Yemen es escenario de un conflicto abierto desde 2014, con la ocupación de los rebeldes hutíes de Saná y otras provincias, endurecida hace dos años con la intervención de la coalición militar integrada por países suníes y liderada por Arabia Saudí (apoyada por Estados Unidos e Irán) a favor de las fuerzas leales al presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi. La semana pasada, después de que Arabia Saudí acusara a Irán de entregar misiles a los rebeldes hutíes, se tomó esta decisión catastrófica del cierre de sus puertos, y ello ha supuesto la mayor crisis humanitaria actual. Justifican la iniciativa de cerrar esas entradas para intentar frenar el supuesto flujo de armas provenientes desde Irán y así erradicar a los rebeldes, pero la consecuencia del cierre es un castigo para la población por lo que deberían de valorarse otras medidas si el motivo de la clausura es el que alegan.
Desde las Organizaciones Internacionales se está solicitando activamente la ayuda humanitaria y la apertura inmediata de los puertos que, como todos conocemos, son la principal (por no decir la única) vía de entrada de los insumos, sobretodo en este territorio. Recalcan estas instituciones la imperatividad de acabar con la mayor hambruna de estos años que ya está provocando millones de muertes.
Como aprendimos en la primera clase de economía, cuanto menores son los recursos, mas valen y esto se está reflejando en la región, en la que el problema de acceso está suponiendo que el petróleo y el gas hayan elevado su precio de forma exponencial y que por tanto, el hecho de cocinar un alimento salga extremadamente caro. Las provisiones de las Naciones Unidas para las personas necesitadas en Yemen sólo llegan a abastecer el presente mes. El territorio corre el riesgo de sufrir la mayor escasez de alimentos que ha visto el mundo en muchas décadas, por ello, millones de personas podrían morir si la coalición militar liderada por Arabia Saudí continúa con el bloqueo.
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